Jun 18
Política
por
La Reacción

HOY TERMINAMOS EL MANUAL DE PROSCRIPCIÓN

Hoy fue raro. Fue como despertar y darte cuenta que ya no estás dormido. Que el mundo sigue siendo el mismo, pero vos no. El rocío mojaba el pasto y también la cara. Aunque no llovía.

Dormí con la ropa puesta. Las lagañas fueron mi desayuno. No me bañé para ir a la plaza, porque no hacía falta. Ella, Cristina, me lavó los ojos. Bastó un audio. Un WhatsApp que se volvió rezo, rezo que sonó fuerte, como cuando un estadio canta sin micrófono.

Y ahí, entre parlantes, banderas y celulares en alto, entendí que algo había cambiado.

Me entrevistaron. Me preguntaron qué sentía. No sé si lo dije bien, pero lo intenté. Dije que hoy fue como La metamorfosis, pero al revés. Que no me desperté siendo un insecto, sino persona. Que después de tanta proscripción, censura, silencio, hoy algo se quebró. Y por esa grieta, entró aire.

Porque sí: hoy terminamos de leer la última página del manual de proscripción. Ese libro gris, lleno de trampas, que dice a quién se le permite soñar y a quién no. Hoy cerramos ese libro y nos animamos a escribir el nuestro.

Un libro que no viene con índice ni prólogo, pero que se escribe con el cuerpo, con la voz, con el amor justicialista que no necesita editor.

Vi a gente llorar. Vi a gente reír. Vi a un país entero reconociéndose en una voz que no necesita imagen. Pensé en la tobillera de Cristina. Y soñé: que tenga cámara, sí, pero no para vigilarla, sino para hacer streaming. Para ver cómo respira, cómo late, cómo resiste. Para que sepa que no está sola. Que la estamos empujando con cada latido.

Cristina nos volvió a mirar, aunque sea desde un audio. Y en ese espejo, nos vimos. Y nos gustamos.

Hoy fue el final de un libro triste. Pero también el comienzo de algo nuevo.

Y esta vez, lo vamos a escribir nosotros.

lo que sigue